Aunque sé que es muy probable que me regañen por esta entrada me arriesgaré. He aquí las opiniones personales de alguien que después de ver una serie se odia a si mismo.
Jamás en mi vida, desde que conozco el animé japonés, había visto una serie catalogada como Shojo, o al menos no tan “fuerte” como la que acabo de ver. Cautivado por la esencia Yuri de la serie, Strawberry Panic me demostró, y me comprobó, que las apariencias engañan, y feo.
Resulta y pasa (como decía mi abuelo) que me encuentro con una extraña mezcla de sentimientos, por un lado estoy contento por como acabo la serie, por otro lado estoy furioso por como acabo la serie y por otro lado estoy enojado (aquí usaría una palabra más fuerte pero el respeto a todos ustedes me lo impide) conmigo mismo por lo que sentí al ver los 26 capítulos, especialmente los últimos 9.