Aahhh, la madre naturaleza, siempre tan bella y apacible… o al menos así la dibuja Walt Disney. En el mundo hay más que venaditos brincando y saltando por valles bañados con la luz del sol matutino.
Nada más lejos de la realidad. Existen seres vivos que dependen de otro para su supervivencia conocidos como “parásitos”, y no, no me refiero a los gusanos comunes que se albergan en los intestinos del ser humano por haber comido tacos de suaperro suadero en la calle, que igualmente son parásitos, pero no tienen nada que ver con los siguientes.
Si eres sensible a imágenes de bichos saliendo por extremidades o estás comiendo, ¡alto ahí!. Regresa cuando tengas más pantalones para seguir leyendo o cuando termines tu cereal.
El gusano de Guinea
¿Realmente no te frustraría ver como un gusano con el diámetro de un hilo con más de 10 centímetros saliera de un agujero de tus pies?. Sí, realmente te echaría a perder el día… y el pie… y la pierna.
Este peculiar gusano lo que hace es albergarse en las extremidades inferiores. En algunos casos, llegan a reproducirse tanto que ensanchan la pierna del desafortunado huésped, haciéndola ver nada sexy.
Hay que tener sumo cuidado al extraerlo, ya que, de romperse, se sufriría un shock y produciría la muerte.
Pero lo realmente asqueroso es que ¡se reproducen dentro del huésped!. Imagínate tener a 2 gusanos (o más) haciendo el amor dentro tuyo; ¿no es lindo?.
Normalmente se adquieren estos bichos al beber aguas fangosas y “tamarindosas”.
Cymothoa Exigua, una inesperada… lengua
Tal como lo leen, este parásito reemplaza la lengua del huésped al incrustarse a ella con sus garras. La lengua es uno de los músculos más blandos, por lo que la hace su platillo favorito debido a que se alimenta de la sangre.
Cuando deja la lengua completamente seca, de alguna forma, logra conectarse a los músculos bucales, reemplazándola completamente y permitiendo al huésped moverlo a voluntad por el resto de su vida.
A pesar de sonar espeluznante, no tienen de qué preocuparse, sólo afecta a los peces y no a seres humanos… o al menos eso sabemos. De todas formas, no es malo revisar más de dos veces la mojarra al mojo de ajo que pidas en una pescadería.
Naegleria fowleri, ameba dentro del cerebro
Imagínate que vas a una piscina con tus familiares y amigos. Te echas unos dos o tres clavados, nadas un poco y te vas a casa cansado pero feliz.
Pasa el tiempo y de pronto empiezas a tener mareos, náuseas, vómito, dolor muscular en el cuello y unas jaquecas terribles.
Luego, comienzas a sentirte desorientado y confundido, a perder el equilibrio, sufrir alucinaciones y convulsiones… y todo porque el encargado de limpiar la piscina se tomó el día libre.
Tu cerebro como alimento
Este microorganismo entra a través de la nariz para alojarse en el cerebro y, por consiguiente, alimentarse de él.
No hay un tratamiento seguro debido a que es muy resistente a sustancias químicas; así que, cuidado con las piscinas que se visitan.
Loa loa, gusanos en los ojos
Recuerdo un episodio de Dr. House en donde un paciente autista tenía gusanos en sus ojos. Para que no digan que sólo pasan cosas ficticias.
Aunque estos gusanos en forma de hilo -llamados nematodos Loa loa- son contagiados a través de la piel por picaduras del insecto del género Chrysops (mosca del mango), su objetivo principal son los ojos.
Los Loa loa macho llegan a medir hasta 3 centímetros pero las hembras suelen alcanzar hasta los 10 centímetros de longitud.
“I see live worms”
Los primeros días no puede percatarse uno del polizonte indeseado sino hasta dentro de un año, cuando los síntomas empiezan a surgir y el gusano empieza a desplazarse por el tejido subcutáneo, produciendo hinchazones temporales en las extremidades, hasta que llegan a donde querían llegar desde un principio: los ojos. No creo que no se te ocurran como síntomas la irritación y problemas de visión.
Taena saginata, la solitaria
No podía faltar en esta lista la clásica solitaria. Si bien no creo que no la conozcas, seguramente no querrás tenerla moviéndose alegremente dentro de ti.
La Taena saginata reside en las primera partes del intestino delgado. Regularmente miden de dos a cinco metros de longitud, pero algunas, en su afán por romper récords guiness, llegan a medir hasta diez metros.
Extracción de una Solitaria
Ingerir alimentos de origen vacuno mal limpiados es la causa por la que esta indeseable criatura se aloja dentro del ser humano.
“¿Por qué el nombre de solitaria?” se preguntarán. Es llamada genéricamente así debido a que suele haber sólo una en el huésped. Y créanme, no querrán tener más.
La extracción suele ser de lo más sencilla. Simplemente con enganchar una parte del monstruoso parásito y jalar con cuidado basta para deshacerse de él.
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