Advertencia: el artículo tendrá algunas exageraciones para fines de entretenimiento; pero los hechos están basados en la vida real.
Hallo Leute:
Sé que a todos nos ha pasado, al menos una cosa, de las que a continuación narraré.
Suena la alarma varias veces, ya sea de campana, t.v., celular, la radio... ¡Qué sé yo! Simplemente suena. Tanteas con la mano, aún en la dulce inconsciencia del sueño, buscando el mando para terminar con ese infierno incesante de ruidos estridentes (aún sabiendo que puede ser tu tema favorito).
Al fin lo apagas, y regresas a ese mundo de ensueño. Suena de nuevo. Te frustras y abres los ojos, mirando alguna cosa, un calendario, alguna hoja de papel; y ¡oh, sorpresa!, se te había olvidado que esta mañana inician las clases.
O, tal vez no se te había olvidado, y no pudiste pegar el ojo por algunas horas, hasta que el mismo nerviosismo hiciera que te rindieras a los brazos de Morfeo.
Te levantas. Si fue temprano, con calma verás que te pondrás, acomodarás tus cosas y desayunarás algo de manera tranquila, haciéndote bien; o mejor aún, tus cosas ya las habías arreglado la noche anterior. Pero, si te levantaste tarde, te pones lo primero que encuentres, solo tomas lo necesario (si es que no se tomó la previsión de arreglar todo antes de dormir), medio desayunas (o no desayunas), y te vas corriendo hacia la parada del transporte público-transporte escolar, apresuras a tus padres para que te lleven, o un taxi (ya viendo que no tienes alternativa; o tienes el gran privilegio de tener un carro y, además, saber manejarlo sin chocar demasiado.
Tarde, temprano; bien arreglado o pareciendo árbol de navidad del tianguis; bien alimentado o con tu ropa terminando de comer, llenas de leche y de pasta dental; tranquilo o con la defensa del auto entre tus brazos... Como sea, haz llegado ya a la escuela. Ves todo como si fuese la primera vez, y comienzas a buscar a tus compañeros de clase, a tus amigos... o un baño para terminar de arreglarte.
Ya sea que te den tu horario de clases o lo hayas planificado semanas atrás, comienzas a buscar tu salón, o comienzas a hacer fila para asignación de materias, las cuales pueden durar horas, casi como para pasar vendiendo dulces y agua para pasar el rato.
Pero bueno, ya estás tomando clases. Ves que materias que podrían resultar fáciles no lo son (o son tediosas), y que las que creías difíciles... bueno... carga un rosario y ya hablaremos.
En la hora del descanso, o en las sesiones libres, notarás que hay nuevos compañeros (sean de primer semestre o de otros grados), otros que añoras ver, o que no quisieras verlos ni en pintura (y su aura maligna inunda cada rincón con su repugnante ser), y a algunos que nunca más veremos por 'x' o 'y' razón; maestros se van, vienen, ves a algunos que te seguirán dando clases, otros que apenas has visto, y otros que das gracias al cielo porque no volverás a tenerlos en alguna sesión (pero que en general, aquí entre nos, son los mejores que hubiésemos tenido).
El día transcurre. Tal vez tuviste un grandioso día, con buenas notas, poca tarea, viste a la chava o chavo de tus sueños (¡e incluso se te declaró!) y saldrás esta noche de fiesta; o caíste en un hoyo de ardilla, se te cayó encima la botella del agua, hiciste corto en uno de los enchufes o, simplemente, tuviste mucha tarea.
Llegas a tu casa y arrojas todo por donde la mano te alcance. Te dejas caer en el asiento más cómodo de tu hogar, cerrando los ojos. Pero, ¿qué crees? Tu pesadilla resurgirá mañana, y así será durante algunos años, meses, días... depende del nivel que estés estudiando.
Y los que están trabajando en este momento... Pues bien, ellos no podrán ni cerrar los ojos.
Bueno, esta es sólo una breve recopilación de sucesos que han ocurrido en estos primeros 15 días de inicio de mi ciclo escolar. Tal vez algunos iniciaron antes que una servidora, o apenas entrarán.
No tengan miedo, y sigan adelante. Ante cualquier problema, siempre vean el lado positivo de las cosas. Además, a la escuela se va a fallar, porque es el lugar para aprender, para desarrollarse como profesionista y persona.
Espero tengan un gran día, y cuenten cuál ha sido su experiencia más chusca o hermosa que haya iniciado en un inicio de cursos.
Tschüss!
P.D.: Sí, caí en un hoyo de ardilla. Mi pie se atoró al caminar por andar "burlándome" del jefe de mantenimiento, por andar diciéndole: "¡hasta que lo veo que barre, don [inserte nombre aquí]!". No debí hacerlo, pero extrañé en las vacaciones platicar y bromear con él.
Respuestas a "La historia de cada ciclo: el inicio de clases."